19 diciembre 2009

Desalentador panorama mediático

Mal deben de andar las cosas cuando una de las informaciones más comentadas en casi todos los medios españoles estas vísperas navideñas, la noticia estrella, es el cambio de cara de una paleta de barrio elevada a estrella de televisión. Todo un síntoma de la altura intelectual de la sociedad y del nivel que están alcanzando unos medios de comunicación (y me refiero a los supuestamente cultos) que han bajado escandalosamente en los últimos años el listón, no sé si para acomodarse a las exigencias de una audiencia banal y mayoritariamente inculta o para ahorrarse los costos de contratación de mejores profesionales.

Y en medio de todo esto, leo por internet que el panorama televisivo nacional está a punto de transformarse mediante una serie de sorprendentes fusiones entre cadenas. Parece que ya es un hecho el pacto entre Tele5 y Digital + (Cuatro), por el cual la primera se hará con el control mayoritario del canal en abierto de la cadena de Polanco. Vivir para ver. El emblema de la tele-mierda acostándose (muy propio) con los “exquisitos” progres de Prisa.

Acabo de ojear por la red el editorial que El País (Prisa) dedica al asunto. Personalmente yo le agradezco al periódico de Polanco que me obsequie con humoradas tan gratas a primera hora de la mañana como la de hoy. Nada tan saludable como unas risas para comenzar el día. Tras las rimbombancias de rigor para introducir (y justificar) la fusión con Tele5, el artículo-editorial de El País concluye: “Los hechos han demostrado que no había mercado suficiente para una nueva cadena (La Sexta) y que el Gobierno actuó irreflexivamente al no calcular los límites, en su interés por facilitar una licencia a un grupo de comunicación afín. También ha quedado claro que no había un plan organizado para ordenar el mercado televisivo”.

La veracidad de esta aseveración sólo es comparable a la jeta de los que hasta hace muy pocos años y durante décadas sólo tenían que insinuar una petición al poder para que los gobernantes perdieran el culete para satisfacerla: absorción de Antena 3 Radio, concesión de Canal+ en modalidad de pago (cuando habían otras empresas, como el Grupo Z, que ofrecían televisión en abierto), conversión cuando les convino del propio Canal+ en un canal en abierto (Cuatro)… Ahora osan hablar de "canales afines" al gobierno, olvidando los multimillonarios favores obtenidos y aúllan como lobos malheridos y quejosos. De pena. Y también de risa.

Cambiando de tema: os deseo a todos unas felices fiestas de Navidad y una mejor entrada del año 2010.

17 noviembre 2009

Juan Gurrea

Me quedé helado hace un par de días (domingo 15 de noviembre) al leer por internet el repentino fallecimiento, al parecer por un infarto, del ex concejal socialista de Torrent Juan Gurrea. Aunque nunca llegamos a intimar, a pesar del trato continuado durante más de diez años, su muerte me ha producido un fuerte impacto, sobre todo al considerar su relativa juventud, 53 años.

Estoy igualmente sorprendido del escaso eco que ha merecido este suceso para algunas páginas web de la ciudad, empezando por la oficial del Ayuntamiento de Torrent (ni una alusión a la defunción del ex concejal y de esto la alcaldesa María José Catalá debería tomar buena nota) y pasando por los blogs personales. En toda la blogosfera local sólo he hallado tres pequeñas (y sentidas) referencias en La Sombra de Luis de la concejala Encarna Redón, Valores Políticos de Juan Antonio Castillejo y en el Blog de Ricardo Campos.

En todo caso, justo es reconocerlo, la información del óbito y la semblanza de Juan Gurrea han venido de la mano, más o menos extensamente, de medios como La Opinión, Levante y Las Provincias.

Juan Gurrea, Juangu como le llamábamos, se mantuvo siempre a la sombra, al servicio de los que de verdad mandaban. Tras unos primeros años en la delegación de Sanidad y Bienestar Social, que curiosamente compaginó unos meses con la Concejalía de la Mujer (siendo hasta la fecha el único hombre en Torrent que ha ostentado esta delegación), asumió, sustituyendo a Ximo Planells, la cartera de Hacienda. La economía municipal atravesaba entonces uno de los momentos más difíciles y ese cargo le costó no pocos disgustos, quebraderos de cabeza y, posiblemente, su propia salud. Tuvo que lidiar en esos primeros tiempos con los complicadísimos números de Torrent, que eran un auténtico rompecabezas; con un interventor afín al PP que jugaba a la contra (más tarde lo cambiaron); y con José Luis Ibarra enfrente, que de cifras se lo sabía todo. No era poca cosa.

Que su salud no era precisamente de hierro quedó constatado en diferentes episodios. No sabría decir exactamente el año, posiblemente recién entrados los 90, pero creo que los periodistas que estuvimos presentes en la sala no podremos olvidar aquella tarde en la que, en mitad de su primera intervención en el pleno de los presupuestos municipales, a Juan Gurrea se le empezó a trabar la lengua. Recuerdo especialmente la reacción de José María Veguer, que asustado pidió casi a gritos “que le dieran algo”. A Veguer se le sumaron otros miembros de la corporación porque aquello realmente tenía muy mala pinta. Aunque algunos minutos más tarde la sesión se reanudó normalmente aquel percance evidenciaba la enorme tensión que Gurrea había acumulado preparando el debate.

Años más tarde, en 1998, tuvo que ser hospitalizado por un achaque cardiaco. Parece que a ello “contribuyó” un informe técnico muy desfavorable de un alto funcionario municipal en el que criticaba ferozmente muchos de los números del gobierno local. Los medios de comunicación que tuvimos acceso a dicho informe lo habíamos, obviamente, difundido, lo que sin duda había acrecentado (involuntariamente, qué duda cabe) las tribulaciones del ya de por sí atribulado edil. Cuando, acompañado de otra periodista, fui a visitarlo al hospital, lo primero que nos espetó entre el reproche y el humor fue, literalmente: “qué cabrones sois”.

Afortunadamente se recuperó de aquel trance y continuó con su labor al frente de la Hacienda local. Muy pocos meses después, en 1999, yo abandoné la prensa local y le perdí la pista del día a día. Seguí sabiendo de él, al igual que de otros concejales, por los medios de comunicación y por conversaciones con compañeros periodistas.

En lo personal apenas tuve relación con él, más allá de un trato siempre educado y cordial, pero muy lejos de las camaraderías y confianzas de otros concejales. Tengo para mí que huía de la prensa como el gato del agua hirviendo. Hasta donde sé, mantenía excelentes relaciones con sus compañeros en el gobierno local de entonces Severino Yago, Jesús Fargallo y con Pepe Bresó, su gran valedor político.

El domingo, como decía, me enteré desde muy lejos de que Juan Gurrea ha fallecido inesperadamente. Reconozco que la noticia me ha impactado mucho. Descanse en paz y un abrazo para toda su familia y a todos los que le querían.