11 julio 2010

Gracias, selección

Al final, campeones. Campeones del mundo de fútbol. Poco puedo añadir a lo que han dicho mucho mejor los medios deportivos y a la alegría desbordada por todos los rincones de España. Quizá señalar que cuando se está a tantos kilómetros de distancia estos triunfos se sienten de una forma muy especial y uno, involuntariamente, se convierte –lo convierten, más bien- en “representante” de su país. Han sido varias las llamadas y mensajes telefónicos de amigos y compañeros periodistas de aquí, de Ecuador, que recibí esta tarde felicitándome por el triunfo de España; como muchas fueron también las ironías y chascarrillos que, sin comerlo ni beberlo, tuve que sufrir cuando la selección tropezó en el primer partido ante Suiza.

Si tengo que ser sincero, el juego del equipo español en este mundial sólo me gustó a partir del encuentro contra Alemania. Por cierto, un dignísimo y limpio rival, que quizá hubiera merecido estar en la final tras los partidos espectaculares que nos había brindado en las fases previas. Y que encima se pulió a la Argentina del impresentable Maradona.

Hoy, contra Holanda hemos sufrido, pero al final el marcador ha hecho justicia y ha ganado el que más méritos había acumulado. El equipo español es campeón del mundo de fútbol. Gracias, selección.

10 julio 2010

Dos sandeces

Jesús Ros, o “la renovación”, ha hablado, por fin. Lo hizo hace un par de semanas en un mitin. Expectación. Parece, según los mentideros políticos, que en él están puestas las esperanzas socialistas locales para recuperar la alcaldía de Torrent.

Según lo publicado en los medios de internet, el presunto candidato tomó la palabra y lo más destacado que dijo a la concurrencia fue que "los socialistas somos como la roja, jugamos de memoria” y “os pido vuestra ayuda para devolver la luz y la alegría a esta ciudad porque hasta los nuevos cristales del ayuntamiento están tristes". O sea, que pronunció dos sandeces.

Cuento entre las virtudes del ex alcalde su gran capacidad para la oratoria. Por eso me ha producido bastante perplejidad y algo de rubor leer dos afirmaciones tan vacuas y mediocres. Dos majaderías. Aunque lo parece, me cuesta ver a Ros sometiéndose a un discurso escrito por los penosos asesores que inundan los partidos políticos, esos ganapanes que antes de ponerse a redactar cogen la última noticia del momento y, aunque sea a empujones y con calzador, la meten en el discurso venga o no venga a cuento. Nos toman por idiotas, claro.

Quizá el ex alcalde de Torrent se ha dejado llevar en los últimos años por la frivolidad y banalización del mensaje barato al uso que, aunque no dice absolutamente nada (o mejor, suele decir estupideces), puede arrancar cuatro aplausos de un auditorio entregado. Y si todo un país se encomienda fervorosamente a los “pronósticos” de un pulpo, ¿por qué los cristales de un ayuntamiento no pueden estar tristes?

10 abril 2010

Valeroso anónimo

Un simpático lector que, seguramente por modestia, omite su identificación me envió ayer sábado vía comentario, a las 18,05 hora española, la siguiente sugerencia: “Ya que estás tan lejos, preocúpate de lo que pasa donde estés y deja te tocar los h.... en Torrent. Aburrr...”. Salvo un par de tildes que no ponía, el mensaje es literal; incluida la delicadeza de colocar cuatro puntos suspensivos donde cualquier otro menos cuidadoso hubiera escrito "huevos". Se agradece tanta sensibilidad.

Sería una descortesía por mi parte dejar escondida esta sutil recomendación en la penumbra reservada a los comentarios. Que le dé buena luz, que corra el aire y que todo visitante compruebe la tolerancia y el buen gusto que adorna a algunos valientes.

Pero, pensándolo todavía mejor, y a pesar del presunto recato del comunicante, no cabe dejar esta perla en el anonimato. Y así, tras unas rápidas y sencillas averiguaciones, concluyo que el ordenador desde el que fue lanzado el comentario responde a la IP 81.203.7X.XX (me reservo los tres últimos números) cuyo proveedor es ONO, tiene ADSL y procede (vaya sorpresa) de la provincia de Valencia, España. He cursado la oportuna solicitud y estoy a la espera de que se me informe quién es el titular de tal IP.

09 abril 2010

¿Movimiento "ciudadano"? Anda ya

Los trabajos en grupo se realizan de la siguiente manera: uno piensa, otro teclea y los restantes pagan la pizza. Este fue el viejo aforismo, nada trascendental como puede observarse, que me vino a la cabeza nada más leer ayer que una nueva federación de acrónimo horroroso (Favbur) va a englobar en Torrent a las “asociaciones vecinales, de barrios y de urbanizaciones”.

Que nadie se me enfade, pero considero al movimiento vecinal –o, como gusta denominarse, “ciudadano”- como una de las grandes filfas de los tiempos que corren. Me da igual que se llame Favbur, FAC, AAVV, Fava o Favón. Lo curioso es que se trata de una falacia socialmente aceptada y asumida como irremediable por las instituciones. Que criticarlo abiertamente es políticamente incorrecto, vaya.

Intentaré explicarme. En Torrent, para no ir más lejos, habitan 100.000 habitantes (redondeando). De esa cantidad serán unos 10.000, y creo que estoy tirando muy por lo alto, las personas que están involucradas en asociaciones vecinales y colectivos ciudadanos varios. Esa cifra mencionada -y, repito, abultada- supondría sólo un 10% de la población total.

Cada una de estas asociaciones tiene una directiva. Una directiva, atención, elegida exclusivamente de entre sus miembros. En ningún caso esos dirigentes vecinales, barriales o como se llamen, se sometieron en candidatura a unas elecciones por sufragio universal. Votaron los socios que, en el caso de un colectivo vecinal (por ejemplo), son una minoría respecto a todos los habitantes de la zona.

Ya tenemos la directiva de la asociación. Subamos ahora el siguiente peldaño, que consiste en crear una federación ciudadana. De entre todos los dirigentes de los colectivos se escogen a los responsables federativos que, sobre el papel –que es ciertamente sufrido y en este caso, si cabe, todavía más- representan a todas las asociaciones integradas.

Y así, burla burlando, llegamos a que el presidente de la federación (llámese Favbur, FAC, AAVV, Fava o Favón, me da igual) cree encarnar, o al menos actúa como si encarnara, los intereses de todos los ciudadanos. Y su federación busca ser parte activa, al menos con voz, en las instituciones.

Hace ya bastantes años la FAC de Torrent quiso –no recuerdo si llegó a conseguirlo- que el ayuntamiento le entregara anualmente los presupuestos municipales antes de su aprobación para, al menos, poder efectuar algunas enmiendas o propuestas sobre ese borrador. Loable empeño. ¿Y quién es la FAC –digo la FAC como podría decir cualquier otra- para enmendar o mejorar nada en el nombre de los vecinos de Torrent que, legitimamente, ni quieren pinchar ni cortar en sus asuntos federativos? ¿A quién, realmente, representan las asociaciones y, por tanto, las federaciones ciudadanas? ¿Por qué se empeñan en tener una fuerza que ni los votos ni la ley les confiere?

Estas preguntas abren el interesantísimo análisis del papel desempeñado por los partidos políticos, especialmente los de izquierda, en la creación, diseño y fines del “movimiento ciudadano”. Asunto no menos importante son las prebendas -dotación de locales y subvenciones- que reciben de las instituciones públicas en nombre de unos "ciudadanos" que ni de lejos representan. En definitiva, es necesario conocer en todo este tinglado quién piensa, para qué, y, lo más importante, quiénes pagan (o pagamos) la pizza.

01 abril 2010

Semana Santa

Igual que digo una cosa, digo la otra. Si hace apenas un par de semanas me refería a las fallas como una fiesta que ni fu ni fa (más bien fa), admito ahora que me gustaría estar en Torrent para vivir plenamente la Semana Santa.

Imagino que la adhesión a una u otra fiesta depende de tantísimos factores -personales, vivenciales y sociales- que resulta muy difícil explicarla racionalmente. Ignoro de dónde nace la, digámoslo así, poca motivación que me inspiran las fallas. De pequeño, como tantos otros, pertenecí por voluntad materna a la comisión de mi barrio (Padre Méndez) e incluso llegue a ser –altísimo honor, qué duda cabe- nada menos que presidente infantil de la falla del colegio público (nacional, se llamaba entonces) Virgen del Rosario, del que fui alumno toda mi EGB.

Simultáneamente fui inscrito en la hermandad de la Virgen de los Dolores, a la que mi abuelo y un alto porcentaje de mi familia pertenecían desde hacía muchos años. Recuerdo que siendo un retaco de tres años ya desfilaba de la mano de mi abuelo con mi diminuta vesta morada (sin capuchón, porque me asustaba) y un tambor de juguete en los traslados de esa cofradía.

Con los años dejé de participar activamente en la falla y en la hermandad. A decir verdad, si puedo, hoy rehúyo los actos multitudinarios. No soy muy amigo de los mogollones.

Sin embargo, la Semana Santa de Torrent despierta –sigue despertando- en mí algo, no sabría como definirlo, que va incluso más allá de mi fe católica. Veo en esta fiesta la raíz, la tradición, la forma de ser de un pueblo (en el sentido de comunidad, conjunto de personas que forjan un lugar) que le da sentido. Un sentido, insisto, no sólo religioso.

Por eso mañana (hoy ya para vosotros), Viernes Santo, a mis 3 de la tarde -10 de la noche en España- estaré mentalmente en Torrent en la procesión del Santo Entierro. Procesión en la que, un año más –ya sé que es clamar en el desierto- los concejales de uno y otro signo meterán con su patética presencia el dedazo para mezclar devoción y tradición con política.

En fin, buenas fiestas.

16 marzo 2010

Qué pena

La polémica de una noticia digital suele estar en relación directa al número de comentarios de los lectores que suscita. Viene esto a cuento del asombro que me ha producido ver esta tarde en La Opinión el titular “Comienzan las obras de la iglesia de San Juan Bosco después de 6 años” acompañada por… ¡23 comentarios!

En un primer momento me he quedado perplejo. ¿Qué dato de esas obras, qué aspecto del asunto o, en último extremo, qué declaración de alguien puede haber motivado una concurrencia tal de lectores que se han lanzado como posesos a darle a la tecla?, me preguntaba.

Que yo sepa, 23 comentarios en La Opinión es una cifra reservada para las grandes ocasiones. Y a primera vista, una noticia tan inocua como el comienzo de las obras de un templo en Torrent, que además se esperaban desde hace un porrón de años (y por tanto es noticia a medias), no está llamada a gestar grandes controversias. A no ser claro, que en el texto, saltase alguna liebre. Ya me imaginaba al bueno de Agustín Alcaide (actual párroco de San Juan Bosco), o mejor, puesto a pensar, a D. Juan Fernández (que fue su primer sacerdote y que frisa los 80 años) arremetiendo contra no sé quién con manifestaciones incendiarias.

Me he apresurado pues a leer la noticia. Chasco. La información es tan sosita como el titular: la necesidad de una nueva iglesia para la zona, algunos aspectos técnicos, pinceladas históricas de la parroquia y cómo los fieles han contribuido mediante rifas, sorteos y donativos a sufragar parte de las obras. Poco más. El texto es, nunca mejor dicho, inmaculado.

Obviamente, movido por la curiosidad, me he ido inmediatamente a leer los numerosos comentarios. Acabáramos. Algún mala baba se ha lanzado a la demagogia barata contra la Iglesia. Y otro al que el caletre no le debe dar para más, ha respondido prendiendo la nefasta mecha del guerracivilismo. Y ahí ha ardido Troya. El anonimato, cómo no, ha servido una vez más para montar, a costa de las inocentes obras de un templo, un monumental potaje de insultos, descalificaciones y, en general, estupideces al por mayor. De verdad, qué pena.

13 marzo 2010

Sobre fallas, con perdón

A mí que me disculpe el amigo Ferrán, el delincuente fallero, pero si hay una época del año en que no extraño a Valencia y su capital (Torrent) es ésta. No sé si cometo algún tipo de perjurio civil con esta afirmación, pero, siendo valenciano, no me gustan las fallas. Para nada. Pero nada es nada de nada.

Y no será porque no le he intentado en esta vida. Y lo han intentado conmigo. Profesionalmente, podría contar por docenas los actos falleros a los que he tenido que asistir. En el ámbito personal tengo excelentes amigos para los que esta fiesta es poco menos que una religión. Me han llevado a su casal, me han agasajado y, en última instancia, han procurado que participe, más o menos asiduamente, de las actividades de la comisión. Y doy mi palabra que lo intenté. Pero no. Es superior a mis fuerzas.

Tengo una profunda envidia (que no sé si es sana o cochina) a todos aquéllos que, cuando llegan los primeros días de marzo, se enfundan el blusón, trasladan su domicilio al casalet, se despiden temporalmente de su actividad laboral y de la parienta (o del pariento), y, sumergidos en las fallas, encuentran en esas semanas la razón de su existencia.

Yo, lo siento, no fui programado para entenderlo. Y estos días, que veo los reportajes de rigor -plagados de los mismos rancios tópicos de siempre, dicho sea de paso- que sobre la fiesta valenciana emiten los canales internacionales de televisión que puedo sintonizar (TVE y Antena 3), corroboro un año más mi total ausencia de “fallerío”. Y aunque esté feo decirlo, me alegro enormemente de estar muy lejos de los niños jodiendo con los petardos, del tráfico imposible y de una bullanga que me es absolutamente ajena.

De todas formas, a los que sois y os sentís falleros, os deseo que disfrutéis de estas fiestas.

08 febrero 2010

Alguna responsabilidad tendrá. Digo yo.

Para qué leches quiere un partido político acceder al poder, si luego se pasa toda la legislatura –o más- atribuyendo las cosas que no funcionan a la herencia que dejó el gobierno que le precedió. Que, naturalmente, es del signo contrario.

La solución sería tan sencilla como inverosímil: que no se presenten a las elecciones. Si la nación, la autonomía o la ciudad fueron pésimamente gestionadas, nada tan sencillo como dejar que esa formación que tan mal gobernó salga solita de su propio atolladero. Absurdo, sí. Pero no mucho menos que estar escuchando año tras año la cantinela del legado recibido.

Leo en el blog El Carrer Major un artículo sorprendente a la par que reconfortante. Me explico: Arturo García evidencia que estar adscrito a tales o cuales siglas políticas no obliga a abdicar de la capacidad crítica individual, aun cuando ésta se dirija contra el propio partido. Era algo difícil de creer, pero a lo que se ve, todavía posible.

Creo, y si no que me corrija, que Arturo está claramente vinculado al PP de Torrent. Incluso como afiliado. Sin embargo, en el post referido no le duelen prendas señalar la incongruencia de los populares en el debate sobre los residuos nucleares. Es sólo un ejemplo de cómo se puede simpatizar o militar en una formación y, simultáneamente, mostrar un desacuerdo con determinadas posturas.

De todas formas no voy a ilusionarme demasiado. Basta con repasar la mayoría de blogs, especialmente los políticos, para comprobar que el partido y su líder han ocupado holgadamente un espacio muy similar al antes reservado a la religión. La devoción y el abrazo incondicional a unas siglas podrían competir sin desdoro con la fe del más sectario adepto del credo más ultraconservador.

La culpa siempre es del otro. Por ejemplo, en materia de desempleo. Leyendo algunos blogs queda la impresión de que es el gobierno central el que está empeñado en generar empleo, mientras que es Camps en la Comunitat y Catalá en la alcaldía de Torrent los que lo impiden.

Vale. Vamos a dar esa hipótesis como cierta. La conclusión provisional, al hilo de esas opiniones, sería que el PP, con su política, dificulta la creación de puestos de trabajo en la autonomía y en la ciudad.

Ahora demos un garbeo por otras zonas de España. Para poder cotejar con lo que acontece en las autonomías del PP, fijémonos en regiones gestionadas por el partido socialista: Ahí están los últimos estudios sobre el paro de Andalucía, Castilla-La Mancha o Extremadura (históricos feudos del PSOE que jamás han estado gobernados por la derecha) y Asturias Baleares o Aragón. En todas ellas –igual que en las presididas por gobiernos populares- el paro se ha incrementado de forma notable o espectacular, según qué región. Allí, que se sepa, no gobierna Camps en la región, ni está Catalá en la alcaldía. Ni siquiera manda la “derecha”.

Por supuesto que los gobiernos locales o autonómicos, sean del signo que sean, deben de fomentar el empleo. Pero da un poco de rubor leer algunos artículos en la red en los que parece que la culpa del paro sea exclusivamente de la alcaldesa en Torrent y del PP en la Comunitat. Va a hacer ya seis años que llegó Zapatero al poder nacional. Es verdad que se ha encontrado con una crisis (que por cierto reconoció cuando ya el agua le estaba entrando por la boca), pero pienso que algo de responsabilidad tendrá de la situación en que se encuentra el mercado laboral en España. Vamos, digo yo.

26 enero 2010

Comentarios

Seguramente seré un ingenuo, pero no hay cosa más descorazonadora que leer determinados –excesivos, por desgracia- comentarios que se vierten en algunos medios y blogs locales. Ahora mismo sin ir más lejos. Acabo de leer una importante noticia en La Opinión sobre el porcentaje de trabajadores autónomos (un 6,5%) que han bajado la persiana en Torrent. O sea, más gente parada.

Acto seguido me dirijo a observar qué opinan al respecto mis paisanos. Es directamente para llorar. La bestia sectaria, que anida en algún rincón del ser humano, que no conoce ni reconocerá –ni falta que le hace- méritos en el que opina diferente, sale a pasear, protegida, eso sí, bajo el paraguas del anonimato. De un partido y del otro y del otro. En este territorio nadie tiene la exclusiva. El maniqueísmo y la demagogia de muchos de los comentarios -obviamente, no me refiero únicamente a los de esta noticia antes citada de La Opinión-, debidamente macerados en el insulto y el regüeldo, es de escándalo. Todo o es blanco, o es negro. Sin matices.

Hace ya meses que, por higiene mental, entro muy esporádicamente a determinados blogs de Torrent. Recuerdo concretamente uno –hace ya tiempo que no lo visito y, por tanto, no puedo emitir un juicio actualizado- que había llegado a convertirse, valga el símil, en una enorme palangana que acogía de mil amores las vomitonas de sus lectores comentaristas. Era el paraíso de la burla, el mote, el chascarrillo insultante y la ofensa fácil. Consentido, alentado e incluso participado todo ello por su titular.

¿Es eso todo lo que cabe esperar de esta estupenda herramienta que es internet? ¿No estamos desperdiciando una excelente ocasión, brindada por la tecnología, para el debate argumentado y la exposición sosegada de ideas? ¿No cabría realizar un esfuerzo y, dejando los prejuicios ideológicos, descubrir qué hay de verdad en los argumentos de los “rivales”? Son quizá pretensiones demasiado complicadas, pero ya os advertí que soy un ingenuo.

24 enero 2010

"No quiere" crear empleo. ¿Seguro?

Me deja pensativo el post que leo en el blog de la concejala socialista Encarna Redón. Dice así, rotundamente: “Doña Mª José Català puede crear empleo y no quiere. ¡Queremos los cines de Parc Central Ya!”. Nada más. A este texto, que es al mismo tiempo titular, le acompaña solamente una fotografía, que supongo que capta el emplazamiento reservado a los futuros cines.

Desconozco la polémica que rodea a este asunto, si es que la hay. Pero me llama la atención la contundencia de la socialista en su primer aserto: Catalá, según Encarna Redón “puede crear empleo y no quiere”. ¿Qué alcalde o alcaldesa, me pregunto con curiosidad, sería tan necio de, pudiendo hacerlo, impedir que se generen nuevos puestos de trabajo en su municipio por el mero hecho de “no querer”? Perplejidad. Tal y como pintan hoy las cosas, la creación de empleo beneficia tanto a la persona que recibe el trabajo como al político que la hace posible.

Sin embargo, ahí está, taxativamente, sin lugar para la duda, la frase de Redón: “Doña Mª José Català puede crear empleo y no quiere. ¡Queremos los cines de Parc Central Ya!”.

Otra cosa muy diferente, claro, es que este determinado proyecto de los cines esté tropezando para ponerse en marcha con algún tipo de traba administrativa, urbanística o de cualquier otro estilo. Pero entonces ya no sería que la alcaldesa “no quiere” crear empleo. Existiría un matiz nada despreciable.

Por eso, tras pensarlo, sólo puedo extraer una de dos conclusiones: o tenemos en Torrent un gobierno muy tonto que “no quiere” generar puestos de trabajo, o padecemos a algunos miembros de la oposición muy ligeros e imprudentes en sus afirmaciones.

21 enero 2010

Vicente Blasco-Ibáñez Tortosa

Me alegré hace unos días al “reencontrarme” en la web de Levante con Vicente Blasco-Ibáñez Tortosa. Cuántos años. Lo veo, casi lo adivino por lo diminuto de la fotografía, muy envejecido. Claro, que lo mismo puede decir él de mí, que me conoció con veintitantos años.

Han pasado, si mal no recuerdo, unos quince años desde que dejó la corporación de Torrent. Aterrizó en ella en 1991. Iba de número 3 en las listas de UV acompañando a José María Veguer y a Enrique Mora. Las urnas sólo concedieron dos escaños a esa formación y Enrique Mora, en lo que interpreté entonces como un acto de gran generosidad –y nadie hasta hoy me lo ha desmentido- renunció a tomar posesión de su escaño en beneficio de Blasco-Ibáñez Tortosa.

Fue un lujo compartir esos cuatro años (cada uno desde su sitio, él como político, yo como plumilla) con el nieto de Blasco Ibáñez. No entiendo por qué en la entrevista antes aludida de Levante se omite la referencia a esa etapa como concejal de Torrent. Quizá sea cuestión de espacio. O más posiblemente, que ese cargo haya quedado solapado por una vida pública tan prolija. En cualquier caso echo de menos siquiera una alusión a ese periodo.

Conforme leía sus declaraciones más reconocía al personaje. Vicente ha sido siempre tan rompedor en las palabras como persona de bien en sus actos. Recuerdo que hacía desternillarnos de risa a políticos y periodistas antes o después de los plenos con sus soflamas contra el clero en general y la Iglesia Católica en particular. Se las daba de comecuras y, por lo que ahora leo, continúa en las mismas. Con su aspecto alto y espigado, su sonrisa bonachona y su ironía punzante, Blasco-Ibáñez Tortosa arreaba a todo lo que olía a rancio y, muy especialmente, si desprendía aroma a sacristía.

Nunca entendí muy bien qué puñetas hacía en UV, aunque deduzco por sus recientes palabras que respondía a una cuestión de amistad y lealtad con el fallecido González Lizondo. Pero su republicanismo anticlerical poco casaba, a mi entender, con esa formación valencianista de burguesía conservadora y, generalmente, católica. Constituía, sí, una pieza exótica en ese partido.

Sus manifestaciones eran incendiarias, pero jamás maleducadas o groseras, y menos ad hominem. Acabado el debate podías verlo en animada charla tomando café en L’Horta con cualquiera de los concejales, compañeros o rivales. Eso era lo de menos. Por eso Vicente Blasco-Ibáñez Tortosa es de esos tipos que te reconcilian con la política. Me alegro de volver a saber de él.

15 enero 2010

El terremoto, aquí

A pesar de que Haití dista mucho más de Europa que de donde me encuentro (Ecuador), me atrevería a decir que el impacto emocional por la tragedia del terremoto padecido en ese país está siendo muy superior en el viejo continente. Resulta paradójico pero responde a cierta lógica.

Sobrevivir, simplemente, es tarea cotidiana para millones de personas, aquí, en Ecuador. La existencia pende de un hilo sutil que las pésimas condiciones de vida y, en no pocas ocasiones, la naturaleza, a menudo corta en un santiamén.

Esta actitud ante la vida forja el carácter. Seguro que muchos de mis ahora convecinos, tras conocer el caos haitiano, lamentaron primero con un suspiro los miles de muertos, para, inmediatamente, dirigir el rabillo del ojo a la tierra y comprobar que continua estable. Mañana puede ser aquí.

Juro que hasta hace dos años jamás en mi vida había sentido lo que era un temblor de tierra. En la actualidad, en este país ya he vivido más de una docena. El más fuerte, en Guayaquil el 15 de noviembre de 2007. Registró una intensidad de 6,7 grados en la escala de richter. Una cosa seria.

Era sobre las 10 de la noche, me encontraba solo en casa e iba a conectar en ese instante la televisión. Al principio el efecto se asemejaba a la vibración que produce el paso de un gran camión, para tornarse paulatinamente en un desconcertante balanceo de toda la vivienda. El suelo se movía, literalmente, bajo mis pies como en olas. Fueron 30 segundos de zozobra -en todos los sentidos- que, afortunadamente, quedaron prácticamente en nada: algún daño material aislado en la ciudad. Casi un milagro. Porque un poco más de potencia -no mucha más- o un epicentro más cercano y el seísmo hubiera amenazado hecatombe.

Aquí no sólo la tierra tremola. El volcán Tunguragua, en una región del norte, lleva semanas emitiendo cenizas que presagian erupción. Desde el pasado mes de noviembre todas las ciudades del país padecen a diario –padecemos- cortes de suministro eléctrico durante varias horas. La dura sequía -estiaje lo llaman aquí-, inédita en cuarenta años, ha obligado a unas rígidas restricciones que creo que en España no existen desde la posguerra, allá por 1940-50.

Es difícil de entender esta situación desde la opulenta Europa, donde las preocupaciones caminan por otros derroteros. Complicado es incluso para mí, que ya habito más de dos años en estos lares. Es, definitivamente, otro mundo, otra filosofía. Cuéntales que la polémica gira en torno a un referéndum para el cambio de nombre de una avenida; explícales (o mejor, inténtalo) la indignación que ha levantado que los plenos se celebren a la hora de comer; diles que la austeridad municipal ha quedado plasmada en la congelación de sueldos de los concejales. Razónaselo y obtendrás un amable pero perplejo rostro por respuesta que se pregunta qué carajo te pasa.

09 enero 2010

Por fin la verdad comienza a abrirse paso

Leo con satisfacción la extensa noticia difundida hoy mismo en la edición digital de La Opinión titulada “El tribunal de cuentas investigará los contratos con www.eltorrenti.com”. Y digo con satisfacción porque aunque en la primavera de 2007, momento en que se desencadenan los hechos que dieron lugar a la denuncia del Bloc, algo conocía del asunto, la apertura de diligencias por parte del Tribunal viene a corroborar que, efectivamente, hay posiblemente –no adelantemos acontecimientos- irregularidades que esclarecer y, en su caso, castigar.

Decía que me alegro. Y no precisamente por el desprestigio y el eventual correctivo legal que pueda recaer en el señor director de la web investigada, al que personalmente no le deseo ningún mal, sino porque por fin empieza a proyectarse alguna luz sobre una polémica que salpicó la pasada campaña electoral de Torrent.

Creo que mi postura al respecto estuvo en su día suficientemente clara en mi primer blog. Desde luego callado no me quedé. Sirvan como botones de muestra este comentario y éste otro. Por tanto, la apertura de diligencias por parte del tribunal no puedo más que saludarla con agrado porque viene a satisfacer mi reivindicación de que el dinero público no debe ser usado desde el poder para vilipendiar al adversario, y más en plena contienda electoral.

Se me puede objetar, con toda la razón, que no es la difamación el motivo de esta investigación legal, sino las presuntas irregularidades contables en los pagos por publicidad. Cierto. Como cierto es también que si la web de marras no se hubiera dedicado a difamar al Bloc en general y a la persona de mi amigo Sento Beguer en concreto, lo más probable es que este asunto dormiría hoy el sueño de los justos por la sencilla razón de que no se hubiera interpuesto denuncia alguna. Vaya pues lo uno por lo otro.

Comentario aparte merecen los gestos del PP de Torrent, algunos de cuyos miembros (hoy en el gobierno local), según leo, se han apresurado a celebrar la actuación del tribunal con alborozo. No dispongo de todos los datos, pero creo que no me equivoco si afirmo que ésta es una batalla que emprendió el Bloc de Torrent más solo que la una sin que, por desgracia, obtuviera el respaldo de ningún otro grupo municipal. Ninguno es ninguno.

No recuerdo que, ni siquiera por un elemental sentido de la solidaridad, se alzara voz alguna denunciando los abusos informativos (mejor, desinformativos) que se perpetraban contra el Bloc con el dinero de todos. PP y UV, entonces en la oposición, callaron como momias e incluso contribuyeron a nutrir con cierta publicidad esa página web, mientras desde allí mismo, casi a diario, se insultaba, ridiculizaba, menospreciaba y deshonraba a Sento Beguer.

Por eso me parece injusto, por decirlo suavemente, que a toro pasado y con el viento a favor algunos se atrevan a colgarse públicamente medallas que en modo alguno les corresponden. Menos ínfulas ahora y más apoyos cuando era el momento.