21 enero 2012

Una tremenda torpeza

Vaya por delante que no conozco personalmente a la periodista Sonsoles Catalá y que únicamente poseo dos referencias suyas: el blog que escribía en 2007 (Mis 99 calamares, se llamaba) y que es la hermana de la exalcaldesa de Torrent, María José Catalá. Quiero decir con esto que carezco de más datos sobre ella y que no tengo por qué dudar de su valía como profesional de la comunicación.

Hace un par de días leía en alguno de esos comentarios de los lectores en La Opinión –pues en la noticia propiamente dicha sobre los cambios en las delegaciones del Gobierno nada se decía- que la hermana de Catalá iba a ocupar el puesto vacante de jefe de prensa del Ayuntamiento de Torrent. Juro que interpreté dicho comentario como un sarcasmo de mal gusto de algún cretino. Ni de coña podía imaginar que la alcaldesa recién estrenada, y más tratándose de la prudente Amparo Folgado, iba a tener la ocurrencia, ni soñando, de hacer una designación tan torpe, antiestética y descabellada.

Por supuesto que el cargo es de libre designación, por supuesto que el partido (o más exactamente la alcaldesa) que gobierna busca a un profesional de su confianza, por supuesto que no se incurre en ninguna ilegalidad. Todo por supuesto. Por supuestísimo. Pero resulta que da una imagen tan deplorable; recuerda tanto a la teoría de Juan Palomo “yo me lo guiso, yo me lo como”; invita tanto a preguntar al PP torrentino: entonces, ¿para esto queríais el poder?; deja tan vacías las críticas del PP a las arbitrariedades y nepotismos en que pudo incurrir el partido que le precedió en el Gobierno de Torrent; insufla tantas alas al tópico de que todos los políticos son iguales; queda tan, pero tan chusco; mueve tanto, en definitiva, a la indignación y a la rabia, que dudo mucho que el cerebro que incubó este desatino se parara a calibrar, siquiera por encima, sus consecuencias en la opinión pública.

Una hermana no tiene por qué tener menos opciones que los demás. Pero, puñeta, de entre los cientos de profesionales afines al PP que deben existir ¿tiene que ser precisamente la hermana la nombrada? ¿Qué calificativos no habrían empleado en nombre del PP, con toda la razón, Benito Nemesio, Vicente Soria o la propia María José Catalá -en el caso de haber "saboreado" los bancos de la oposición-, si José Bresó al acceder a la alcaldía hubiera nombrado a un hermano de Jesús Ros como jefe de prensa del ayuntamiento? Pues el cuento se aplica a todos por igual.

Hace dos semanas hablaba por teléfono con una amiga de Torrent que votó en mayo al PP. Se la llevaban los demonios con María José Catalá por su inesperado abandono de la alcaldía. Me aseguraba que muchos seguidores populares también estaban indignados. Traté de explicarle a esta amiga (desde Ecuador) que entraba dentro de lo posible que la alcaldesa se hubiera visto forzada a atender el llamado del presidente de la Generalitat sin tener muchas más opciones y que la política a veces es así. Comprobé en esa conversación que el común de los vecinos de Torrent no tiene por qué reparar en sutilezas que desconoce, y que un porcentaje de sus propios afines interpreta la marcha de Catalá como una “traición”, sin matiz alguno.

Al PP gobernante parece, sin embargo, importarle un comino tratar de paliar en sus votantes el escozor de una herida que no acaban de entender. Y sobre el caldo de una “injustificada” marcha a Conselleria añade ahora arbitrariamente las tres tazas (mejor, los tres tazones) del nombramiento de la hermana. Pues cuidado, que el brebaje comienza a ser tan espeso que a los ciudadanos se les puede indigestar.

15 enero 2012

Reflexiones en torno al "marrón" que le cayó a Catalá

En contra de las alharacas y enhorabuenas que leí en los medios locales y valencianos, ignoro si sinceras o motivadas por aquello de hacer de la necesidad virtud, cuando supe que a María José Catalá la “elevaban” a Consellera de Educación debiendo abandonar la alcaldía de Torrent pensé: “menudo marrón le ha caído a esta mujer”.

No es ningún chollo, con la que está cayendo, dejar el abrigado puesto de máxima autoridad de una ciudad como Torrent, donde se es todo, para ocupar cartera en un Gobierno autonómico sujeta a la discrecionalidad de un presidente (Fabra) que a la primera remodelación te deja fuera.

No comparto tampoco, contrariamente a opiniones expresadas por los afines a Catalá y por la interesada misma en su lacrimógena intervención al día siguiente de conocer la noticia, que Torrent vaya a estar mejor representada en el gobierno valenciano con su entrada. Que yo sepa las consellerias no son feudos del conseller de turno donde éste se dedica a barrer para su pueblo. Puede que algún asunto educativo se acelere, pero en general la nueva consellera se atendrá al cronograma de prioridades del Gobierno valenciano.

Los socialistas, como es normal, han arremetido contra la exalcaldesa por dejar su cargo unos pocos meses después de ser elegida. Imagino que lo hacen con la boca pequeña, pues todavía “viven” demasiados de los que fueron testigos de la dimisión de Jesús Ros, septiembre de 2004, motivada única y exclusivamente para que su sucesor se promocionara en la alcaldía. Catalá tiene al menos la justificación del llamado de Fabra a su gabinete.

Pero, pese a que ambas situaciones son distintas, me sigo preguntando qué mueve a un partido (en este caso el PP) para arrancar de su responsabilidad a una alcaldesa recién elegida por sus conciudadanos. Desde luego, escrúpulos cero y respeto a los votantes menos todavía.

En cuanto a la nueva alcaldesa, Amparo Folgado, tengo que reconocer que la noticia –como se dice aquí- me cogió en curva. No la esperaba. Por mi obvio alejamiento del día a día local ignoraba el peso –grande, visto lo visto- que tenía en el equipo de Gobierno. La conozco desde 1995 cuando ocupó la asesoría en el ayuntamiento del grupo Popular de su entonces portavoz Benito Nemesio. Mis diarias visitas como informador al despacho del grupo popular motivaron que se estableciera una simpatía mutua. Sinceramente, la tengo por una persona muy trabajadora, discreta, leal y algo tímida. Desconozco su carisma como política porque, repito, en mi alejamiento físico no he seguido su trayectoria como edil. Pero, por supuesto, le deseo toda la suerte en su gestión como máxima autoridad de Torrent, que será la suerte de todos los torrentinos.