11 julio 2010

Gracias, selección

Al final, campeones. Campeones del mundo de fútbol. Poco puedo añadir a lo que han dicho mucho mejor los medios deportivos y a la alegría desbordada por todos los rincones de España. Quizá señalar que cuando se está a tantos kilómetros de distancia estos triunfos se sienten de una forma muy especial y uno, involuntariamente, se convierte –lo convierten, más bien- en “representante” de su país. Han sido varias las llamadas y mensajes telefónicos de amigos y compañeros periodistas de aquí, de Ecuador, que recibí esta tarde felicitándome por el triunfo de España; como muchas fueron también las ironías y chascarrillos que, sin comerlo ni beberlo, tuve que sufrir cuando la selección tropezó en el primer partido ante Suiza.

Si tengo que ser sincero, el juego del equipo español en este mundial sólo me gustó a partir del encuentro contra Alemania. Por cierto, un dignísimo y limpio rival, que quizá hubiera merecido estar en la final tras los partidos espectaculares que nos había brindado en las fases previas. Y que encima se pulió a la Argentina del impresentable Maradona.

Hoy, contra Holanda hemos sufrido, pero al final el marcador ha hecho justicia y ha ganado el que más méritos había acumulado. El equipo español es campeón del mundo de fútbol. Gracias, selección.

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